Uno de los beneficios que a primera vista ha conseguido Miguel Cabrera al rebajar más de diez kilos en los últimos cuatro meses, es el de poder desplazarse sin sentir molestias en las rodillas a la hora de batear o fildear en la primera almohadilla.
Desde principios de esta semana quienes acuden a los entrenamientos de los Tigres de Detroit en el Joker Marchant Stadium, en Lakeland, Florida, pueden ver bien temprano al jugador maracayero de 36 años fildeando y haciendo swing.
El pasado martes, por ejemplo, tomó práctica de bateo y se pudo apreciar que tiene fortaleza en las piernas, algo que lo ayuda a generar más poder en cada tablazos, cosa que no podía hacer en las dos campañas anteriores.
Según el reportero Jeff Seidel, del diario Detroit Free Press, sacó varias pelotas por el jardin derecho, a más de 400 pies y se marchó satisfecho, sonriendo junto al técnico de ligas menores, Gene Roof, quien se encargó de lanzarle la práctica.
Seidel volvió a estar pendiente de la rutina de preparación de Cabrera la mañana de miércoles. Esta vez lo observó junto a C. J. Cron tomando batazos alrededor primera almohadilla.
El mánager de los bengalíes, Ron Gardenhire, se mostró optimista viendo a Cabrera en sus rutinas con el mascotín.
“Mientras esté con los muchachos, lo verás feliz, con bastante ánimo”, afirmó el ex infielder que vistió el uniforme de los Leones del Caracas en la liga local durante la campaña 1981-82. “Si le pones límites no estará a gusto en el spring training. Definitivamente hay que dejarlo ser feliz mientras se sienta en gran condición física”.
Aunque toma batazos en primera, aun no le permiten a Cabrera ejecutar todas las rutinas de fildeo como perseguir al corredor o ensayar la jugada de doble matanza en la que debe virarse de forma violenta para lanzar a la intermedia.
“Tiene que andar con calma”, sostiene Gardenhire. “Anda entu- siasmado, corriendo por todas partes porque dice que se siente bien. Estos son días para ese tipo de cosas, después tendrá tiempo para ocuparse de sus asuntos”.
Al sentirse más ligero, Cabrera ha tenido que modificar su mecánica en el plato.
A mediados de la temporada pasada, debió modificar el swing para aliviar la presión que ejercía sobre la rodilla derecha cuyos tendones estaban recargados.
“Ya no quisiera volver a hacer ajustes en el swing”, comentó Cabrera al llegar el lunes al campo de entrenamientos. “Quiero ser natural. Las últimas tres temporadas me vi obligado a cambiar la mecánica de bateo en varias ocasiones para poder sentirme cómodo en el plato y alejarme de las molestias en las piernas. Quiero salir al terreno y sentirme con naturalidad. No quiero pensar en nada, solo reaccionar ante los lanzamientos, sin el temor de que me pueda lastimar”.
El año pasado, Cabrera vio acción en 136 juegos: 26 como inicialista, 107 en calidad de bateador designado y las otras tres intervenciones fueron en rol de bateador emergente.
“Lo he observado desplazándose muy bien en primera. Se aprecia que se siente bien. En cuanto al bateo continúa impresionándome: está utilizando las piernas para darle con fuerza y soltura a la pelota”, explicó el mánager.
